En estos días que nos vemos obligados a pasar todo el tiempo en casa por el estado de alarma que ha causado en nuestro país el coronavirus, queramos o no debemos adaptar nuestra casa para poder continuar las tareas desde casa. Tareas como el teletrabajo, la asistencia virtual a colegios/institutos, la realización de tareas, preparación de oposiciones y otras nuevas tareas que hayamos integrado en nuestra nueva rutina como aprender un nuevo idioma o formarnos en algo que nos gusta para aprovechar el tiempo de parón.

Por esta razón, durante estos días voy a escribir una serie de entradas en el blog con diferentes recomendaciones enfocadas a rentabilizar el trabajo o estudio desde casa.

Pues bien, esta vez no voy a hablaros sobre cómo estudiar, sino sobre DÓNDE estudiar. Sí, porque lo creamos o no, el sitio donde estudiamos tiene una gran importancia a la hora de sacar el máximo provecho a ese tiempo que dedicamos a sentarnos frente a los libros, los apuntes o el ordenador. Así pues, os voy a compartir las características que debe tener el lugar ideal:

La zona

Lo ideal es que se trate de una habitación que solo se use para estudiar, o para otras actividades que no se realizarán durante las horas de estudio. Es importante que tenga una buena ventilación, nuestro cerebro necesita aire limpio, con oxígeno para funcionar correctamente. A ser posible, que tenga luz natural y una temperatura continua, sin grandes corrientes de aire, ya que el exceso de frío o exceso de calor nos afecta a nuestra capacidad de concentración. Si no dispones de una habitación específica, puedes usar una zona específica de un cuarto.

El ambiente


Debe encontrarse lo más aislada posible de ruidos como televisión o una calles ruidosas. Sin embargo, puedes utilizar música suave a volumen bajo para dar ambiente y facilitar la concentración. Puedes utilizar cascos para aislarte en un ambiente inevitablemente ruidoso.
Pero sobretodo, lo más importante es disminuir las distracciones lo máximo posible. Esto implica cerrar la puerta si tenemos ruido en el resto de la casa y dejar el móvil en otra habitación, o dejarlo en silencio lejos de nuestro alcance.

La mesa

Nada de estudiar en la cama o en el sofá, debes estar en una mesa. La mesa que uses debe ser amplia y cómoda, donde quepa todo el material que necesitas para evitar movimientos innecesarios, como levantarnos de la silla para buscar algo. Si no te llega luz suficiente puedes utilizar un flexo, idealmente de luz blanca en dirección a la mesa y no moleste a la vista. Si la luz de tu flexo da calor, aumenta la altura con la mesa.

Además la mesa debe estar correctamente alineada con la silla, que también debe ser cómoda y con respaldo para aportar la postura correcta. Los dolores o molestias causados por una mala postura durante el estudio causan un mal rendimiento y de deseo de acabar con la tarea lo antes posible, lo que afecta a nuestra concentración. La postura ideal es sentarse con la espalda completamente apoyada en el respaldo de la silla, cerca del límite de la mesa con el libro y que los libros, ornados o folios queden lo suficientemente cerca para que estés cómod@ al escribir.

Si es posible, ten cerca una estantería o cajón donde guardar los libros que sueles consultar, los folios que usas y todo el material que no vas a usar en ese momento, pero sí de vez en cuando. 

Aquí tienes el ejemplo de mi mesa de estudio. Aunque no se ve en la foto, tengo la suerte de poder dedicar un cuarto entero al estudio, con luz natural, un balcón para la ventilación y una estantería con todo el material que necesito. Como estoy de espaldas a la luz, tengo un flexo para iluminar el papel cuando lo necesito. 

Como ya comenté, estas son las condiciones ideales y perfectas para nuestro lugar de estudio. Pero es normal, y compresible, que en muchas ocasiones nos sea imposible o muy difícil conseguir todas o alguna de estas recomendaciones. Pero no te preocupes, adapta tu zona lo máximo que puedas, tu cerebro hará el resto.